4.1. Los indígenas y el Altépetl
Los
grupos chichimecas que según la Historia
Tolteca Chichimeca llegaron a la cuenca de México, son quienes al asentarse
en el territorio otorgado por los toltecas de Cholula, dieron origen a la
organización política más importante del periodo posclásico: El altépetl.
En el
periodo clásico desaparecieron las grandes ciudades estados para dar paso a una
sociedad que funcionaba a través de Señoríos. El altépetl era una de sus partes
constitutivas. Se dice que los grupos migratorios chichimecas ya estaban, desde
su fase migratorio, organizados interiormente en calpolli; células básicas de
una unidad que sería denominada altépetl.
Lockhart dice que “algunos textos usan calpolli más para la fase migratoria y
tlaxillacalli para un grupo con un territorio fijo”[1].
El altépetl es instituido cuando un
grupo migratorio, nómada o seminómada se vuelve sedentario; se establece en un
territorio; tiene un conjunto de calpollis
con su propio nombre, macehuales y un teuctlahtoani;
un gobernante dinástico o tlahtoani; un templo principal, recinto de su dios, así
como un mercado.
Cuando varios altépetl o tlayácatl[2] se
unían, entonces se hablaba de un altépetl
complejo. Aquí no había un solo tlahtoani
para todo, cada gobernante seguía recibiendo
tributo únicamente de su parte constitutiva. El altépetl pronto fue
volviéndose una organización política de mayor complejidad cuando los
diferentes tlahtoanis de un altépetl
compuesto comenzaron a unirse por medio de alianzas matrimoniales, de tal forma
que una persona podía suceder al tlahtoani
de otro tlayácatl.
En resumen el altépetl estaba formado por calpolli
en los cuales habitaban grupos de macehuales,
probablemente familiares con el mismo origen étnico, que vivían cerca de las
tierras que producían, servían a un pilli
o teuctlahtoani, quien bien pudó
residir en la cabecera junto con los demás nobles. El teuctlahtoani a su vez entregaba tributo al tlahtoani. Después de la conquista mexica el tlahtoani que no estaba obligado a pagar un tributo, lo tendría que
hacer para el imperio mexica. En la transición del sistema prehispánico al
colonial, el lugar en donde está ubicado el tecpan
o “casa del señor” se le denominó cabecera, a los calpollis o tlaxillacalli
cercanos a la cabecera se les llamó barrio, y a los calpollis o tlaxillacalli lejanos
a la cabecera se les llamó estancias.
En el altépetl, la base que sostenía a la economía de todos los grupos
sociales (macehuales, pillis, teuhctli y
tlahtoani) era el tributo, obtenido principalmente de la explotación del
trabajo agrícola, sin embargo, también equivalía al pago por medio de servicio
domestico en la casa de los señores, o, en especie. Existe una relación de
explotación por medio del tributo; la familia tenía que tener un equilibrio
entre la producción que necesitaba para subsistir y la que estaba obligada a
pagar por el uso de las tierras que cultivaba, las cuales sobra decir, eran
propiedad de los nobles. La conquista de los grupos y subgrupos chichimecos por
parte de los mexicas dividió a los señoríos.
La nueva estructura política de
cabeceras atendió a límites geográficos
bien precisos, sin tomar en consideración la filiación étnica de sus
habitantes. Como hemos visto la organización política interna de la época anterior a la destrucción
del señorío… se daba precisamente en relación con los grupos étnicos que en él
habitaban. En la época mexica todos los grupos étnicos, por igual, fueron
macehuales de los mexicanos, y sus aldeas dependieron políticamente de la
cabecera que les correspondió, según los límites fijados por los
mexicanos. Los linajes a los que se les
entregó el gobierno de las cabeceras se mantuvieron en el poder con el apoyo
mexica hasta la llegada de los españoles. [3]
Dividieron
administrativamente en cabeceras a los
señoríos. El resultado de esta situación
fue la reestructuración total del sistema político y tributario que esparcía su
control desde Tenochtitlán con la ayuda de los jefes locales. Al respecto es
importante mencionar que los mexicas no buscaban como principal objetivo la
apropiación de las tierras sino la sujeción de señores y pueblos. A partir de
la conquista todos los nobles y clases privilegiadas se convertían en
macehuales de un pilli que podía tener o no el cargo de teuhctli o tlahtoani;
estos nobles dependían a su vez del tlahtoani que reconocieron o impusieron los
señores mexicas[4], y
estaban obligados a pagar un tributo en reconocimiento a su señor, el centlahtoani de Tenochtitlán.
4.2 Los indígenas
en la época Colonial
La dominación española llegó tres décadas después de que los
Mexicas derrocaron los señoríos de los grupos y subgrupos chichimecas afincados
en la cuenca de México,
En 1519,
poco tiempo después de su llegada a México, los españoles oyeron hablar de la
producción de oro de Oaxaca, y pusieron su vista en ello. En la primera
conversación que Cortés tuvo con Moctezuma le preguntó de dónde venía el oro,
Moctezuma le respondió que de Tuxtepec. En ese año partió un grupo de hombres,
dirigidos por señores mexicas que conocían bien la ruta, a investigar la
procedencia del oro. Durante un año hombres de Cortes recorrieron los caminos a
la Mixteca, Sierra Sur y la Costa de
Oaxaca. En las comunidades indígenas corrió la voz de habían llegado“hombres
barbados y enormes bestias de cuatro patas sobre las que ellos se movían”[5]y que estos habían logrado
derrotar a la Triple Alianza, a quienes algunos debían tributo. Los zapotecos
hicieron un viaje especial para presentar sus respetos a Cortes; por el
contacto previo, cuando los españoles entraron a Oaxaca no fueron recibidos de
forma violenta, sin embargo, en la Mixteca fue diferente.
Margarita
Dalton dice que la causa real por la que los europeos triunfaron en la
conquista, fue porque además de que contaron con el apoyo de los tlaxcaltecas y
la superioridad de su armamento, la mayoría de los que llegaron a México eran
hombres que buscaban fortuna a como diera lugar.
Hay que
subrayar que la conquista española no consistió una derrota general de todos
los pueblos prehispánicos, únicamente del imperio mexica, además la imposición
del régimen español, la sumisión y la evangelización o conversión al
catolicismo no se dieron en su totalidad. Los enemigos y tributarios de los
mexicas; los zapotecos de los Valles Centrales y del Istmo aceptaron pacíficamente y diplomáticamente la sumisión, como un sustitución en el que
nuevos amos eran reemplazados. Lo mismo ocurrió en la Mixteca Alta y el valle
de Oaxaca.
Pronto los
españoles observaron que no sólo el oro era valioso en aquellas tierras,
también la producción de alimentos, la seda, el algodón, la grana cochinilla, y
que aquellas tierras eran buenas para desarrollar cualquier producto o industria
ya que la población indígena podía aportar su mano de obra. Como el interés
inmediato de los españoles era recibir tributos y servicios, respetaron los
linajes nativos y dejaron a cada pueblo encargarse de su gobierno interno.
Durante la conquista las tierras que
poseían los nobles[6], desde
tiempos prehispánicos, jurídicamente, les fueron otorgadas en propiedad por
parte de los españoles.[7]
Pronto los Europeos afincados en México vieron en el uso de las tierras de
producción de los caciques la oportunidad de explotarlas, por lo que
procedieron a adquirir en compra o renta buena parte de ellas. Por consiguiente
los macehuales fueron despojados de
esos terrenos, y ya en la colonia se constituyeron en la mano de obra de los
hacendados Europeos[8], sin embargo,
al principio todavía siguieron dando tributo a los caciques por la renta de los
terrenos en donde vivían[9].
Los señores, a su vez, como eran súbditos del rey tenía que pagar el tributo
que les correspondía, primero al encomendero, después a la Corona". De
esta forma el sistema prehispánico se incluyó en el sistema colonial.
[1] Lockhart, James, Los nahuas después de la Conquista. Historia
social y cultural de la población indígena del México central, siglos
XVI-XVIII, trad. Roberto Reyes Mazzoni, México, FCE, 1999, pág. 31.
[2] Lockhart, James, op. cit., pág. 37, menciona que “el
historiador Chimalpahin introduce la
útil palabra tlayácatl para designar
a cada altépetl constitutivo de un
estado compuesto fuertemente unido”.
[3] Olivera, Mercedes, Pillis y macehuales. Las formaciones y los
modos de producción de Tecali del siglo XII al XVI, México, Centro de Investigaciones Superiores
del INAH, 1978, pág. 92.
[4] Hay que recordar que
las alianzas entre los conquistados y conquistadores estaban a la orden del
día, lo cual podía ayudar en la conservación de un título nobiliario.
[5] Dalton, Margarita,
[6] A
partir de este momento el noble pasa a ser considerado por los españoles como “cacique”
o “señor”. A pesar de que era del conocimiento de las autoridades españolas la
existencia de una clase gobernante, no reconocieron totalmente su derecho,
dando por terminado la larga sucesión genealógica o dinástica de algunos grupos
prehispánicos, aunque en algunos casos les otorgaron privilegios por la ayuda
recibida durante la conquista.
[7] Al igual que en el
proceso de conquista de parte de los mexicas a los grupos y subgrupos
chichimecas, en la conquista española también hubieron nobles que por librarse
del sistema tributario de los mexicas, apoyaron a los españoles, de quienes
posiblemente hayan conservado o recibido los nuevos títulos nobiliarios.
[8] Mercedes Olivera dice
en Pillis y macehuales. Las formaciones
sociales y los modos de producción de Tecali del siglo XII al XVI, que “el
siglo XVIII fue la edad de Oro de la hacienda mexicana entendida como una
propiedad rural que los colonos habían comprado o quitado a los indios, en la
que solían agrupar las caballerías de cultivo y estancias ganaderas que
explotaban con mano de obra negra, esclava e indígena o mestiza, de supuestos
trabajadores “libres” llamados gañanes,
que sustituyeron a los indios de “repartimiento” desde mediados del siglo XVII.
Muchos gañanes en el siglo XVIII vivían en las haciendas y tenían prácticamente
carácter de acasillados, ya que además de su fuerza de trabajo podrían venderse
junto con las tierras. Ante la expansión de las haciendas, las comunidades
indígenas frecuentemente se desintegraron”.
[9] Las autoridades de
las comunidades campesinas tenían entre sus obligaciones la de reunir el pago
del arrendamiento y entregárselo al heredero nominal del cacicazgo, quien a su
vez se encargaba de repartir la parte correspondiente entre los pillis que por herencia tenían derecho a
parte de esa renta. El aumento de los herederos que tenían derecho a las rentas
hizo que las cantidades que pagaban los campesinos se dividiera constantemente
entre las personas que tenían derecho a las rentas. A diferencia de lo que
ocurrían con las tierras arrendadas a las comunidades, las tierras que los
caciques explotaban en forma particular, sí se dividieron al pasar de padres a
los hijos. Los caciques más ricos pudieron comprar las tierras a los herederos
pobres.
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